Bratislavsky Hrad, el castillo sobre la colina.

La zona donde hoy en día se encuentra Bratislava fue, por muchísimos años, un simple asentamiento en el corazón de Europa. Este modesto poblado no destacaba por ser una gran civilización, ni por sus inmensos castillos o amplias construcciones.

Sin embargo, esto cambió con la llegada del siglo IX. En aquel entonces, los eslavos estaban migrando desde el este de la región, y fundaban nuevas urbes a lo largo del camino. Cuando llegaron a la colina de Bratislava, se quedaron allí e iniciaron la construcción de una fortaleza para protegerse de las invasiones enemigas.

Con el paso del tiempo, este fuerte se convirtió en palacio, recibiendo el nombre de Bratislavsky Hrad. Además, cumplió con su papel defensivo, ya que los eslovacos pudieron librarse de las tropas mongolas y otomanas, que habían conquistado varias naciones vecinas.

Asimismo, el Bratislavsky Hrad fue un importante castillo para la realeza europea, sirviendo como sede a la corte real húngara, así como residencia secundaria de los emperadores austrohúngaros.

La función principal de este fantástico castillo es ser el hogar del presidente eslovaco, por lo que algunos de sus accesos se encuentran restringidos. No obstante, el Bratislavsky Hrad sigue siendo un espacio abierto al público, y una de las paradas favoritas de los turistas.

En este palacio podrás visitar las exposiciones del Museo Nacional Eslovaco, caminar por sus corredores repletos de historias, pasar por sus legendarias puertas y recorrer la torre más antigua del castillo, que se ha mantenido en pie desde aquella época remota, cuando este edificio era un imponente fuerte defensivo.

Por último, ten en mente que el mejor momento del año para visitar el Bratislavsky Hrad es durante el verano. El clima es más cálido, los jardines más verdes y se celebra el Verano Cultural, un festival local que conmemora la cultura eslovaca y sus innumerables tesoros.