El Castillo del Morro, la fortaleza de La Habana.

A mediados del siglo XVI, el Imperio Español era una nación increíblemente poderosa, así como una de las potencias navales con más presencia en el océano atlántico. Dentro de esta enorme zona de influencia española, se encontraba La Habana, que en aquellos tiempos era un puerto pequeño y de escaza población.

Sin embargo, esto cambiaba rápidamente, ya que la isla de Cuba se estaba transformado en un punto comercial de gran relevancia para los marineros que navegaban por el caribe. Frecuentemente, el puerto de La Habana sufría ataques por parte de piratas y corsarios, quienes eran grupos marítimos comunes en la región.

Debido a ello, la administración española notó que era necesario crear un fuerte, desde el cual fuera posible proteger el puerto y las embarcaciones castellanas. Asimismo, La Habana contaba con un terreno alto y rocoso, ubicado justo al borde de la costa, ideal para edificar una fortaleza.

Así nace el Castillo del Morro, uno de los símbolos más representativos de la capital cubana. Este puesto de vigilancia estuvo activo por más de dos siglos, y hoy en día es uno de los destinos turísticos más visitados de la isla.