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Catedral de Milán
Tripaim

La Catedral gótica de Milán.

Magnífica por donde se la mire, la Catedral de Milán es una de las construcciones más imponentes en el corazón de la ciudad italiana. Tanto su fachada gótica como su interior constituyen una verdadera obra de arte que todo turista debe conocer. ¿Qué estas esperando para visitarla?

Índice de contenido

Visitas de Milán

El increíble origen de la Catedral de Milán

La construcción de la Catedral de Milán inició en 1386 y terminó en 1965, tras cinco siglos donde diferentes arquitectos, escritores y artistas aportaron su experiencia profesional. La construcción de la catedral comenzó bajo el mandato de Gian Galeazzo Visconti, con el objetivo de renovar el área y celebrar la política de expansión territorial de Milán.

 

El trabajo realizado a lo largo de los años dio como resultado una arquitectura única, que fusiona el estilo gótico internacional con la tradición lombarda, y una de las catedrales más grandes de culto católico gracias a sus 157 metros de longitud.

 

Sin embargo, cabe destacar que atravesaron épocas complicadas al diseñar la catedral por falta de dinero y problemas estructurales. Aunque a principios del siglo XVI se completó la cúpula y su decoración interna, la fachada seguía inconclusa.

 

Tras varios intentos fallidos, en 1805 Napoleón Bonaparte ordenó al arquitecto Carlo Pellicani que concluyera la fachada, consiguiendo por fin la Catedral de Milán una portada en armonía con su esplendor. 

 

No fue sino hasta el siglo XX que ultimaron detalles luego de tanto esfuerzo para que la majestuosa obra abriera sus puertas a los visitantes.

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El fascinante diseño de la Catedral de Milán

Con sus cinco naves, una central de 45 metros de altura y cuatro laterales, tanto el exterior como el interior de este templo es abrumador. Lo primero que uno advierte son los detalles exteriores con revestimiento en mármol blanco rosado, numerosos pináculos y torres con estatuas que coronan el edificio, entre las que se destaca la Madonnina de Giuseppe Perego.

 

En cuanto al interior, es un templo de grandes dimensiones, con placas de mármol oscurecido. Con un aspecto estilizado y amplio gracias a sus largas columnas con esculturas talladas que llegan hasta el techo, es posible observar la magnitud de la Catedral.

 

Entre ellas lograrás observar grandes cuadros que representan escenas religiosas y preciosos vitrales que dejan pasar la luz natural e iluminar el interior.

 

También puedes bajar a la cripta donde hallarás el Tesoro de la Catedral y la capilla de San Carlos Borromeo. Y de las profundidades podrás pasar a las alturas si subes por las escaleras o el ascensor hasta el techo de la Catedral. Allí encontrarás una bella terraza, donde disfrutarás una maravillosa vista panorámica de la ciudad.

Como es la Catedral de Milán

¿Por qué visitar la Catedral de Milán?

La Catedral de Milán es uno de los lugares más importantes de la ciudad con llamativos elementos tanto en el exterior como en el interior. Su visita te permitirá conocer los tesoros que alberga, y aprender más sobre la historia de su maravillosa construcción.


Además de esculturas, pinturas y reliquias que te esperan dentro de la Catedral de Milán, te encontrarás con un magnífico ejemplo de arquitectura gótica.


Aunque puedes visitarlo de manera particular, lo mejor es asistir reservando una visita guiada en grupo, que también puede incluir la subida a la terraza para observar las hermosas vistas de Milán.

Cómo llegar

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