Hoy en día la institución está abierta al público para que puedan contemplar su diseño y arquitectura. Al ingresar, el silencio de la zona junto con su bella fuente de mármol que se alza en el centro del patio lo convierten en un espacio pacífico. El agua que llena la fuente proviene del arroyo subterráneo que tiene la madraza.
El edificio de la Medersa Al-Attarine tiene dos pisos, en uno de los cuales está el hall de entrada. A ambos lados de la medersa hay galerías sostenidas por columnas de mármol y arcos de madera tallada. Encima de ellas se encuentran las habitaciones del segundo piso donde los estudiantes se alojaban.
El patio central de la madraza está cubierto por cerámica vidriada de azulejos, madera y yesería. Mientras que en la decoración se repiten las formas geométricas y caligráficas por todo el lugar.
Desde un extremo del patio se puede acceder a la sala de oración. Esta tiene una forma rectangular y sobre ella se alza una cúpula cuadrada de madera. El diseño de la estructura demuestra cómo los arquitectos se las ingeniaron para lograr una solución elegante en un espacio tan limitado.
