La Estatua de la Libertad de Hungría.

Cuando estalló el peor de los conflictos que la humanidad alguna vez vivió, Hungría aún intentaba recuperarse de las secuelas dejadas por la Primera Guerra Mundial. La nación ahora era independiente, y estaba buscando su propio camino lejos del antiguo Imperio Austrohúngaro.

Sin embargo, estos intentos de prosperidad no tuvieron demasiado éxito. El país se vio seriamente afectado por la Gran Depresión, y su gobierno cada vez se acercaba más a la Alemania Nazi y la Italia Fascista.

Posteriormente, Hungría terminó siendo aliada de los alemanes, y su ejército participó en distintas batallas, convirtiéndose en un miembro activo del conflicto. A pesar de ello, la derrota de Alemania era inevitable, y al finalizar la guerra Hungría intentó firmar la paz con la Unión Soviética, ya que serían los rusos quienes liberarían la ciudad de Budapest y otras regiones húngaras de la ocupación alemana.

Los combates por la capital fueron feroces, pero los soviéticos lograron expulsar a los alemanes, ganándose el agradecimiento del pueblo húngaro, quienes en su honor erigirían la Estatua de la Libertad.