Balneario Gellert, el más famoso de Budapest.

Hungría es un país ancestral, que ha pasado por mucho a lo largo de su historia. Desde guerras, hasta invasiones y luchas imperiales, podemos decir que los húngaros lo han vivido todo.

Estos acontecimientos también han dejado su huella en la ciudad, y el Balneario Gellert es uno de los recuerdos del pasado. En sus inicios, estos baños formaron parte de un hospital, en donde muchos de los pacientes utilizaban sus aguas como un tipo de tratamiento.

Cuando Hungría fue dominada por el Imperio Otomano, estos reemplazaron el viejo balneario con unas aguas termales, que se asemejaban más al estilo de Oriente que al de Europa Occidental.

Con el tiempo, Hungría pudo lograr su independencia de los turcos, y cuando llegó el siglo XX, ya era una nación propia, después de su separación del Imperio Austrohúngaro. El Balneario Gellert coincide con esta época, ya que fue ampliado, reformado, redecorado y básicamente reconstruido por completo para poder ser abierto al público en el año 1918.

Este balneario forma parte de un hotel, el cual lleva el mismo nombre, pero el edificio cuenta con su propia entrada individual y las visitas a las aguas termales también son independientes a las del hotel.

Si quieres evitarte las colas en la entrada y el gran número de turistas, puedes comprar las entradas por internet, y así reservar tu propio vestuario privado. Los precios dependerán de los servicios que vas a utilizar.

Puedes estar seguro de una cosa, y es que vivir la experiencia de visitar el Balneario Gellert te fascinará, así que ven a Budapest, date un paseo por sus aguas termales y pasa un día de relajación y diversión en un sitio sin igual.