La arquitectura de Praga tiene una notable influencia gótica, la cual se puede ver en muchas de sus construcciones, desde los edificios residenciales hasta las iglesias.
Una es especialmente importante, y tiene el honor de ser un auténtico tesoro de la construcción gótica. Hablamos de la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, símbolo de identidad y resistencia para todos los praguenses. Durante sus primeros años, la catedral fue un hospital, después sede de una orden religiosa y finalmente se convirtió en iglesia católica.
Con el paso del tiempo, varios de los habitantes más adinerados de la ciudad decidieron invertir en la reconstrucción de la catedral, para ampliarla y renovar un poco su diseño. Así nació la Iglesia de Nuestra Señora de Týn que se conoce actualmente, tan maravillosa que solo puede compararse con la Gran Catedral de Praga.
La Iglesia de Nuestra Señora es muy apreciada por los locales, no solo por su valor arquitectónico, sino también por haber acompañado a los praguenses durante sus momentos más difíciles, como la caída del Reino de Bohemia, la Segunda Guerra Mundial y los años de dominio soviético.
