La cabeza de Franz Kafka es una escultura cinética de 10 metros de altura, y se ha convertido rápidamente en todo un interés turístico. También es posible apreciar la famosa estatua de Sigmund Freud colgando de una mano, hecha por David Černý.
Sin embargo, es importante mirarla hacia arriba para apreciarla correctamente. Cuando esta estatua fue erigida, la gente pensó que era un verdadero hombre que intentaba suicidarse y muchos de ellos lo denunciaron a la policía. De hecho, esta es una de las obras de arte más llamativas de la ciudad.
Por último, el Monumento a las Víctimas del Comunismo puede ser una alternativa para cerrar la jornada. Instalado en 2002, esta obra rinde tributo a las personas reprimidas o asesinadas durante el régimen político de la antigua Checoslovaquia entre 1948 y 1989.
En conclusión, puede que Praga no sea urbe de grandes dimensiones, como sí lo son otras capitales europeas, pero esto no significa que tenga poco para ofrecer. Esta ciudad sabe combinar a la perfección un aire romántico de épocas pasadas con una modernidad cada vez más notable, por lo que cualquier visitante sabrá apreciarla de principio a fin, más allá de visitarla durante un solo día.
