Museo Rodin, en el corazón de París.

Los distintos museos de Francia tienen numerosos origines, algunos fueron creados por instituciones privadas, otros recibieron financiamiento del Estado y varios fueron inaugurados por los propios artistas.

No obstante, el Museo Rodin tiene uno de los orígenes más curiosos. 

En sus inicios, el edificio donde está ubicado perteneció a un inversor francés, que hizo fortuna con la venta de papel moneda. Luego, se convirtió en alojamiento de artistas y bailarines, incluyendo a Auguste Rodin.

Rodin, célebre escultor galo, llegó a habitar toda la planta baja, donde creó y exhibió varias de sus obras escultóricas. Rodin estaba fascinado con el edificio, siendo unos de sus deseos vivir allí el resto de su vida.

Cuando el artista murió, sus obras fueron donadas al Estado francés, por lo que solo faltaba un lugar donde presentarlas al público. Para honrar la memoria de Rodin, la administración local compró el palacete, y este se transformó en el Museo Rodin.

Si vas a conocer el Museo Rodin, debes saber que este abre durante toda la semana, menos los lunes. De igual manera, hay que comprar una entrada.

Sin embargo, en caso de no querer gastar demasiado presupuesto, el Museo Rodin permite que sus visitantes entren solo a los jardines, en donde pueden ver las esculturas que allí se exhiben. Hay que comprar una entrada a precio simbólico que da acceso a los jardines.

Finalmente, recuerda que el Museo Rodin es un espacio precioso, pero poco visitado, ideal si amas el arte y quieres dejar de lado las grandes multitudes.